Una Esperanza que No Falla

Romanos 5:5 (RVR1960)
"Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado."

Vivimos en un mundo donde muchas esperanzas se rompen: sueños que no se cumplen, personas que fallan, promesas que no se sostienen. Pero la esperanza que viene de Dios no es como la del mundo. No es ilusión, no es emoción pasajera, no depende de las circunstancias. Es una certeza viva, arraigada en el carácter fiel de un Dios que nunca miente y que cumple todo lo que promete.

Cuando todo parece estancado o sin sentido, la esperanza en Cristo nos recuerda que hay algo más allá de lo visible. Que nuestra historia no termina en la lucha ni en el dolor, sino en la gloria eterna que Dios tiene preparada para los que le aman.
No se trata de negar las pruebas ni de disfrazar el sufrimiento, sino de mirar más alto, más profundo, más eterno.

Y esta esperanza no avergüenza, porque no está basada en nuestras fuerzas, sino en el amor de Dios que ya ha sido derramado en nuestro interior por el Espíritu Santo. Esa presencia divina en nosotros nos sostiene cuando flaqueamos, nos consuela cuando lloramos y nos guía cuando no sabemos qué hacer.
La esperanza en Dios no falla, porque Él nunca falla.

 "La esperanza puesta en Dios nunca defrauda, porque Él nunca falla."

Oración:
Señor, gracias por la esperanza viva que has puesto en mí. Aunque las circunstancias cambien, Tú permaneces fiel. Ayúdame a aferrarme a Tu verdad, a confiar en lo que no veo, y a vivir con la seguridad de que Tu amor sostiene mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.

 Lamentaciones 3:24
"Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré."

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